Han pasado ya más de dos años desde
que hice mi última entrada en el blog. Así como el tiempo pasa, muchas cosas
también. Aún vivo en Suecia, en nuestro querido Malmö, mi danés y yo nos
casamos en Agosto de 2007, viajamos a Chile por primera vez desde que me mudé a
Suecia, en Diciembre de ese mismo año y allá en mi tierra querida ocurrió lo
inesperado, un milagro que nos llena de alegría cada día, nuestro hijo,
Sebastian. El pequeñito llegó a cambiar nuestro mundo.
Sebastian nació el día 26 de
Septiembre a las 3 de la madrugada después de 12 arduas horas de trabajo de
parto, vinó finalmente a conocer este mundo a través de una cesaria de
emergencia, ya que él y yo estabamos muy estresados y agotadísimos. Los médicos
decidieron hacerlo así, ya que ambos corriamos riesgo de vida. A las 9 de
mañana recién pude tomarlo en mis brazos, contarle sus deditos, acariciar su
cabecita, mirar sus ojitos, besar su naricita, sentirle su aroma de bebé recién
nacido y ponerlo en mi pecho... QUÉ SENSACIÓN MÁS ÚNICA, no hay nada en esta
tierra que se compare a poder conocer a ese ser tan chiquito que creció y vivió
en la pancita de mamá por casi 10 meses (40 semanas).
Este año que ha transcurrido ha
estado lleno de cosas maravillosas, desde la primera sonrisa hasta ponerse de
pie solito. Cada día es algo nuevo, por supuesto que ya tiene sus rutinas, pero
siempre nos sorprende con alguna cosa nueva, que para aquellos que no han
tenido la suerte de tener un hijo aún, parecería insignificante, pero para
nosotros es como el primer paso del hombre sobre la Luna... ENORME!!!!!
Soy una mujer que cree en Dios y
por eso le doy las gracias por darme este regalo tan hermoso. Te amo Sebastian
y a tu padre también ya que sin él, tú no existirías.
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