¿Les afecta la luna a los bipolares?

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Sunday 5 October 2014

No quiero



Así es, no quiero pensar. No quiero llorar. No quiero tener pesadillas. No quiero explicar. No quiero pelear. No quiero, pero no puedo.

¿Y que diablos se hace entonces? Claro, muchos dirán "¡no lo hagas y ya!, no tienes por qué hacerlo". Pero no es que quiera, es que no puedo.

¡Si solo la gente supiera como se siente! Pero no puedes ir por el mundo contándole, a cada individuo que conoces, lo que pasa por tu cabeza y en especial cuando, eso que pasa por tu cabeza, está totalmente fuera de tu control.

Los amigos se aburren de escucharte decir que no te sientes bien. Los profesores, quizá, pensarán que estás excusándote para no quedar de flojo. Tu familia no sabe como hablarte, que decirte ni como actuar porque no saben si en ese preciso instante estás "especial". La persona detrás tuyo en la fila no sabe por qué te irritas, ya que no sabe que para ti, la distancia mínima, para no sentirte ahogado, es de al menos medio metro. Tus compañeros no entienden porque siempre tienes que ser el primero en hablar en clase y no saben que, si no lo haces, se te olvidará lo que vas a decir. El señor a tu lado, en el asiento del bus, no comprende por qué, de pronto, te pones a llorar. Tus amigos no entienden por qué te afecta tanto lo que te digan, lo que hagan, como te miren o hasta la broma que te hagan. Y así, la lista es interminable.

Y no quiero, no quiero que sea así, pero no puedo, no puedo. Y hay que ser normal todos los días para no molestar, para que no te digan "¡Ah! ¿Ya estás mal otra vez? Pero si tú siempre estás así". Como si a uno le gustara sentirse así. No tienen idea lo que significó juntar valor para confesarlo, porque no saben que llevas meses así y que cuando lo dices, es porque te estás casi pudriendo por dentro y aunque lo dices bien tranquilo y controlando las lágrimas, lo que quisieras es explotar en llanto y lanzarte al suelo y que alguien te apagara, sí, que te apaguen para que no duela más, para no ocasionar dolor, para no molestar.


Algún lector dirá: ¡Qué lata este blog!, solo se queja y yo que pensaba que aprendería más de su vida en Suecia.
Bueno, mi estimado lector, la próxima vez le cuento acerca de cosas más útiles, siento haberle hecho perder su tiempo.